publicado el 22 de Julio de 2019 / Autor : Fernanda González
Fuente: dri.pucv.cl
Daniela Medina es estudiante de 4to año de Microbiología Industrial de la Universidad de Santander, Colombia. Arribó a Chile a finales de febrero de este año con la idea de visitar nuestro país para aprender sobre la cultura y ahondar en conocimientos asociados a la industria vitivinícola. La experiencia que ha vivido hasta ahora en la PUCV, le ha ayudado a desarrollar su trabajo de tesis profesional, no obstante, también ha sido un reto personal y profesional.
¿Por qué se te ocurrió hacer un intercambio?
El semestre anterior había estado de intercambio en Estados Unidos y pues me quedó gustando la idea de viajar y salir de la zona de confort. Es espectacular para desafiarse a uno mismo y aprender otras culturas. Además, Chile me parece un país muy llamativo por su naturaleza y yo quería conocer todo eso. Por otro lado, dentro de los convenios sudamericanos que tenía mi universidad con la PUCV es uno de los mejores que estaba disponible. Todo salía a mi favor y obviamente, conocer más de la cultura chilena fue una de las razones por las que decidí venir. Por ejemplo, el idioma. Si bien, hablamos español no es el mismo (risas). Cuando se habla con un chileno hay que tener los 5 sentidos activados y eso me parece muy interesante.
¿Cómo llegaste a la PUCV?
En mi universidad, cuando un estudiante quiere irse de intercambio depende del enfoque que uno quiera darle a su carrera. Entonces, ahí uno busca el país que te va a dar los conocimientos que quieres. En Colombia sabemos que Chile es un país que tiene un vino espectacular y, por lo tanto, hay mucho conocimiento sobre fermentaciones y la temática del vino. Yo estudio microbiología industrial y al buscar ramos homólogos con la PUCV, encontré asignaturas en la Escuela de Ingeniería de Alimentos y en la Escuela de Bioquímica. A decir verdad, ha sido espectacular ver desde la mirada de los ingenieros –a través de los cálculos– como también, desde la microbiología donde la metodología es diferente en el trabajo de laboratorio. Pienso que esto ha sido un reto y estoy aprendiendo demasiado.
Durante tu estancia ha surgido la oportunidad de trabajar en tu tesis, ¿Cómo ha sido esta experiencia?
Todo partió desde cero. En Colombia venía con una idea, pero la he ido desarrollando aquí. Quería sacarle más provecho a mi carrera y empecé a ver fermentación en conjunto con otras asignaturas y así, se me ocurrió una idea de emprendimiento: utilizar y potencializar el cultivo de los hongos. Cuando llegué aquí el profesor de microbiología, Fernando Salazar, estaba relacionado con cursos de wine making y de microcervercería. Por lo tanto, le comenté la idea y basado en eso, decidimos hacer la tesis utilizando el bagaje de la cerveza. Hemos partido desde cero, donde yo he hecho una búsqueda bibliográfica cada semana y él me ha dado las respectivas correcciones. Dentro de poco conseguiremos la materia prima para poder empezar con los ensayos de nuestra investigación de tipo experimental. Luego de eso, hay que evaluar las condiciones de trabajo y los resultados para que yo pueda empezar a escribir la tesis.
¿Por qué consideras tu intercambio como un reto?
Por varias cosas. Por un lado, puedo aprovechar muchísimo más esta instancia (desarrollo de mi tesis) porque estaría investigando y así, podría cometer errores y aprender de ellos. Además de estar realizando ambas actividades académicas, he asistido a algunas clases del diplomado de microcervecería. Algunas de las temáticas que he visto ahí, me sirven muchísimo para mi tesis. Asimismo, el participar en el curso de wine making me sirve para practicar mi inglés y conocer sobre el mundo del vino, el cual me llamó la atención desde el principio y fue la razón por la que estoy haciendo el intercambio aquí en Chile. Eso en la parte académica, respecto a lo personal desde llegar a un país y acostumbrarse a su comida, por ejemplo. El primer día no comí nada (risas), pero poco a poco fui conociendo la gastronomía y adaptando algunas cosas en mi vida diaria. Convivir con gente desconocida también es difícil en un comienzo, pero es parte del intercambio.
¿Te ha gustado tu estadía en la PUCV?
Sí. Bueno, al principio debo admitirlo no me gustó el hecho que la universidad tuviera las facultades separadas, ya que yo vengo de una universidad donde hay un solo campus (risas). Pero eso al fin y al cabo es un detalle muy mínimo en comparación con todas las cosas buenas que han ido presentándose. El conocimiento que he aprendido en esta experiencia ha valido la pena para poder saciar todos los saberes. Es una ventaja haber escogido una universidad que esté muy relacionada con todas esas temáticas (cervecería y fermentación) porque, por ejemplo, hubo una semana novata y la Escuela de Alimentos puso una actividad de cata de cervezas, como también, la realización de actividades externas (evento wine and beer en Santiago). Al ser estudiante he tenido los beneficios de asistir a estas actividades y, por lo tanto, lo que yo estoy haciendo acá es sacarle provecho a cada actividad que se haga. Además, el país es tan diverso en climas y en paisajes que eso también es una de las cosas que me motiva y que me ha gustado muchísimo. Por otra parte, el hecho de compartir en la casa con otros estudiantes extranjeros, asignaturas, carreras y culturas ha colocado en el top a la experiencia.